Algunas menciones sobre sus obras en estos
últimos años han sido:
De “Sueños 2008” escribe Julia
Sáez-Angulo de la Asociación Internacional de Críticos de Art “es una exposición gozosa del autor que se
transmite al espectador. Quizás el punto álgido, hasta el momento, en su
trayectoria artística. En esta pintura hay una explosión tal del espíritu, que
se expande y se hace contagiosa. Las masas del color se adensan o ahuecan hasta
ofrecer espacios amplios e intermedios en los que se percibe el universo.
Pintura grandiosa, como ecos de una abstracción donde caben imaginar los
rompimientos de gloria del Barroco.”
Sueños
De “Tiempos de Luces 2009” escribe Rafael
Canogar maestro del arte “es un artista al que le interesa ante todo la pintura
que ama el acto de pintar, la factura de
su superficie bidimensional, la capacidad comunicativa y emocional de sus
imágenes abstractas, que cuida y mima en extremo. Méndez Lobo no necesita de
recursos fuera de la misma pintura para desarrollar su poética plástica, sus lucubraciones y ensueños.
De “Luces 2001 y Al borde
del Viento 2012-13”
escribe Carlos Delgado Mayordomo crítico
y comisario de arte “No es necesario incidir, a estas alturas de su trayectoria, en
la capacidad de Óscar Méndez Lobo para renovar su discurso sin alterar las
bases de su identidad artística. Pero creemos que esta capacidad ha sido,
precisamente, uno de los factores que han ubicado su trabajo como una de las
propuestas pictóricas abstractas más sólidas y coherentes de aquellas que se
han desarrollado en nuestro país durante los últimos treinta años.
Su último conjunto,
reunido bajo el título “Al borde del viento”, hereda de los trabajos anteriores
una materialidad sabiamente modulada y una gestualidad vibrante que parece ir
más allá del límite del soporte. Por otro lado, se desvanece la tensión entre
geometría y la mancha a favor de la presencia indiscutible de la segunda,
modulada a través de un complejo diálogo entre blancos, negros, ocres y amarillos.
Existe también un
punto de conexión con su serie inmediatamente anterior, titulada “Luces”
(2011), donde ya encontrábamos una concreción de la materia que, sin derivar en
posiciones figurativas, acentuaba la morfología de una iconografía paradójicamente
abstracta.
Lucesmendezloboluces2011
Vientos
mendezlobovientos2012
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